Requiem por la Filosofía
(Obviamente no soy Marco Antonio, ni la Filosofía es Julio Cesar. Pero sirvan estas letras como sincero homenaje a William Shakespeare, creador genial, indiscutible pensador y peculiar filósofo)
(Obviamente no soy Marco Antonio, ni la Filosofía es Julio Cesar. Pero sirvan estas letras como sincero homenaje a William Shakespeare, creador genial, indiscutible pensador y peculiar filósofo)
¡Profesores, padres, alumnos, prestadme
atención! Aquí os traigo el cadáver de la Filosofía. Como todos sabéis, el
gobierno la ha matado. No vengo a ensalzarla, sino a inhumarla. El mal suele
perdurar. A menudo el bien queda sepultado con el muerto. Pero, en justicia,
también la Filosofía merece unas palabras, pues hasta un demonio las merece.
Con la venia de Wert y los demás, pues Wert es un hombre honrado, como lo son
todos los miembros del gobierno, dedicaré esas palabras a la difunta en este
improvisado funeral.
El ministro Wert sugiere que la
Filosofía era nociva para la juventud, pues ha de ser ésta la razón por la que
tan duramente ha sido castigada. Si verdaderamente fue nociva para la juventud,
gravemente ha pagado ya por ello. No obstante, la Filosofía era mi amiga, para
mí leal y sincera. Pero Wert sugiere que era nociva. Y Wert es un hombre honrado. Infinitas luces trajo
a Occidente. Con ella llegó la democracia a la Antigua Grecia. Y de aquella
antigua democracia nacieron nuestras democracias modernas ¿Es la democracia nociva?,
¿es peor la luz que la oscuridad? El mal debería ser de una naturaleza más
siniestra y tenebrosa. No obstante, Wert sugiere que la Filosofía es poco
recomendable para la juventud, y Wert es un hombre honrado. Con Epicuro nos
enseñó a no temer a la muerte y a disfrutar de nuestra corta existencia con
inteligente moderación. Nos ejercitamos con el estoico Zenón en apretar los
dientes y en soportar con dignidad los duros golpes que nos da la vida. Y con
Nietzsche aprendimos que puede haber dioses danzarines y que la sabiduría puede
ser una explosión de alegría ¿Es esto perjudicial para la juventud? ¡Perdonadme
un momento! La emoción me embarga. Mi corazón está ahí, en el féretro junto a
la Filosofía, y he de reposar hasta que torne a mí.
Ayer todavía las palabra de
Sócrates, Kant o Spinoza resonaban en aulas llenas de estudiantes. Ahora,
pobres bocas mudas, a nadie hablarán ya. Si estuviera dispuesto a excitar a la
cólera sería injusto con Wert y con el gobierno, quienes, como todos sabéis,
son hombres honrados. No quiero ser injusto con ellos. Prefiero serlo con el
cuerpo presente, conmigo y con vosotros antes que con esos hombres tan
honrados. Pero es pertinente recordar que con los filósofos presocráticos nació
la ciencia, la misma ciencia que Galileo y Newton culminarían para gloria de
nuestra civilización. Y que sin ciencia no habría hoy esos aparatos mágicos a
los que rendimos ignorantemente pleitesía: ordenadores, teléfonos móviles o
complejas tabletas táctiles. Sin Tales ni Pitágoras no habría matemáticas. Sin
Filosofía nuestra gran Literatura quedaría fatalmente amputada. Pues, ¿qué son
sino Filosofía las insignes obras de Shakespeare, Dostoyevski, Camus o Unamuno?
Si todo aquello que valoramos es fruto de la Filosofía, ¿ha de ser la Filosofía
mala?, ¿cómo honrar a los hijos sin respetar a la madre?
He ido demasiado lejos en deciros
esto. Temo agraviar a los honrados hombres que hicieron la LOMCE. Evitaré,
pues, la emoción de la pérdida y os leeré el documento oficial, pues solo hay
en él sensatas palabras escritas por hombres honrados. Formad círculo en torno
al cuerpo inerte y dejadme leeros la nueva ley.
La Filosofía Práctica, que no
pretende más que fomentar la prudencia y el buen juicio entre los jóvenes, deja
de ser obligatoria en Secundaria. La Filosofía Política, que asomaba tímidamente
en la asignatura de Educación para la Ciudadanía de 2º de la ESO, desaparece. Y
la Historia de la Filosofía, hasta ahora ineludible en el último curso de Bachillerato,
se convierte en optativa que podrá ser elegida entre cuatro, cinco o dieciséis
asignaturas, según el caso, y siempre dependiendo de que sea ofertada
previamente por la Administración educativa y el Centro. Lo que significa su
aniquilación de facto. ¡Mirad: éste es el documento legal! Ved aquí las firmas
del gobierno. Ésta es la firma del ministro Wert. El simpático y humanista Wert
que solía aparecer sonriente y conciliador en tertulias televisivas. ¿Os
acordáis? Esa firma fue la más cruel, pues cuando la Filosofía vio que él
también firmaba, la inesperada ingratitud, más que la traición, la abatió por
completo. Entonces la Filosofía cayó mortalmente a los pies de sus verdugos, y
en aquel momento todos caímos con ella.
Ahora lloráis. Percibo en
vosotros cierta piedad. ¿Por qué lloráis cuando no habéis vislumbrado más que
el borrador de la nueva ley? Ay, si conocieseis el testamento. Sed pacientes
amables amigos. No debo leerlo. No es conveniente que sepáis hasta qué extremo
la Filosofía fue generosa con vosotros. Pues siendo hombres, y no bestias, al
oír el testamento os enfureceríais llenos de rabia.
Apreciables amigos, los que han
consumado este asesinato son hombres dignos. ¿Qué secretos agravios tenían para
hacerlo? Lo ignoro. Ellos son juiciosos y honorables, y no dudo de que os darán
razones tras un solemne consejo de ministros. Yo no vengo a concitar vuestras
pasiones. No soy político ni tertuliano televisivo como Wert, sino sólo un
humilde profesor de Filosofía que amaba a su amiga. No tengo ni talento, ni
elocuencia, ni mérito, ni estilo, ni ademanes, ni el poder de la oratoria que
enardece la sangre de los hombres. Hablo llanamente y solo digo lo que todos
sabéis. Os muestro las heridas mortales de la Filosofía presentes en esta nueva
ley de educación y les pido que hablen por mí. Pero si yo fuera Wert, y Wert yo
mismo, no lo dudéis, ese yo
exasperaría vuestras almas y pondría una lengua de fuego en cada herida de la
Filosofía capaz de conmover y levantar en motín a toda la nación.
Aquí está el testamento. La
Filosofía os lega todas las bibliotecas del país. Asimismo os lega sus
infinitas obras repartidas en formatos word y pdf por toda la red. Las deja a
perpetuidad para disfrute y cultivo vuestro y de vuestros hijos. Allí seguirán
viviendo el irónico Sócrates, el optimista Leibniz, el cascarrabias
Schopenhauer, junto con Kant, Platón, Aristóteles y tantos otros. Allí
habitarán para siempre nuestros filósofos, en buena disposición, prestos a
enseñarnos el valor del conflicto y la duda, y dispuestos a clavarnos el
aguijón cuando creamos que ya lo sabemos todo. ¡Éste era un gran saber! ¿Cuándo
tendremos otro como él?
Publicado en el diario INFORMACIÓN de Alicante el 14 de Junio de 2013
Amigo mio te acompaño en tu apesadumbrado sentimiento,pero halla
ResponderEliminaralgun consuelo,en considerar que ya no habrá mas temor para este atormentado señor,que tanto temía, que la juventud aprendiera a pensar con el tino de algún método,que pudiera esbozar algun juicio crítico,
que pudiera expandir su conciencia mas allá del Facebook...Amigo que la paz de este hombre te sirva de consuelo.
La Filosofía siempre ha molestado al poder, ¿cómo van a apoyarlo si cuestiona todo? El poder desea la estabilidad y el orden, por tanto combate el "cáos" que supone cuestionarlo todo. Recordemos que sócrates fue condenado a muerte por estimular en los jóvenes el virus de la duda; en realidad lo que querían era matar a la Filosofía; hoy día pasa igual que entonces, cuando más nos hace falta. Felicidad y salud para todos.
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