jueves, junio 22, 2006

PARANOIA VASCA (o de ETA)


Él se llamaba Joseba, ella Anne, y el niño, de unos ocho años, Aitor. Eran de Guipúzcoa y pasaban las vacaciones de verano en la costa alicantina. Conversaban con otra pareja. Yo estaba en una mesa contigua y no pude evitar escucharles. Joseba insistía en que el pueblo vasco estaba oprimido por el Estado español y que ETA luchaba por la liberación. Intenté averiguar en qué consistía tan brutal opresión. No lo conseguí. En su caso no parecía ser económica, tomaban unos refrescos apaciblemente mientras disfrutaban del sol y de la playa (en cualquier caso, el País Vasco tiene la mayor renta per capita de España); ni social, no había ningún tipo de marginación por su identidad nacional aquí ni allá (más bien eran los que se declaraban no nacionalistas los que tenían terribles consecuencias sociales allá); ni cultural, pues Aitor iba a una ikastola, los documentos oficiales se publicaban en euskera, veían siempre euskaltelebista en casa… En fin, Joseba se sentía oprimido en su tierra por la E de España en las matrículas de los coches, por la visión de un policía nacional de uniforme o porque algún cándido comerciante tuviese la poca delicadeza de saludarle en español cuando iba a hacer la compra. Entonces comprendí. El asunto no era político, sino psiquiátrico.
La psicosis paranoica es un trastorno mental grave cuyo síntoma fundamental es el delirio, que se constituye siempre a partir de una idea obsesiva. La obsesión se asume como un axioma infalible, y todo hecho o proposición que pretenda cuestionarla se engarza en el delirio reforzándola aún más. El delirio es sistemático e irrefutable desde la argumentación lógica. Para un hombre que padece una paranoia de celos, ningún hecho podrá hacer que desista de la idea obsesiva de que su mujer le engaña. Si la mujer mira a otros hombres, la obsesión se refuerza; si no lo hace, igualmente se refuerza, pues en la mente del paranoico tanto recato en su pareja sólo se puede explicar por el disimulo de sus deseos de infidelidad y por el afán de ocultar su consumado adulterio. El paranoico se siente víctima y a menudo perseguido, y se convierte, no pocas veces, en verdugo y perseguidor.
El pueblo vasco, el espíritu colectivo que le dota de identidad, está oprimido por una nación tiránica y cruel, he ahí la obsesión. Veamos parte del delirio. Decía Hegel que el Espíritu Absoluto, Dios mismo, se encarnó en César o en Napoleón realizando hazañas asombrosas que comprometieron a toda la Humanidad. Del mismo modo, el espíritu del pueblo vasco, quizá piensen Joseba y Anne, se encarna en algunos miembros de la nación en virtud de una especie de gracia inexplicable, exigiéndoles gestas o sacrificios de acuerdo con el recóndito destino colectivo por cumplir. Surge así el héroe o caudillo que, en nombre del pueblo (de su espíritu), se propone entonces liberar a sus compatriotas. El libertador, héroe o caudillo es sordo a la voluntad expresada de su pueblo, y sólo atiende a la demanda enigmática del Espíritu del Pueblo, con el cual está unido, in mysterio, como lo está el Papa con el Espíritu Santo. Si la mayoría del pueblo consiente en su hazaña liberadora, refuerza su misión. Pero si la mayoría no consiente y explícitamente dice no querer ser liberado, igualmente la refuerza. ¿Cómo? Por medio del mecanismo racionalizador que se despliega en dos formas distintas: a) si el ciudadano vasco en cuestión no es eukaldún, o no es nacido en Euskadi, o no tiene ancestros vascos, entonces no hay duda. Es un extranjero que dice, mentirosamente, ser vasco. Lo que procede es la limpieza étnica, es decir, muerte o expulsión. b)si reúne todas y cada una de las características anteriores es vasco, pero está en contra de su propio pueblo (del Espíritu del Pueblo). Se trata entonces de un malvado traidor o de un ignorante manipulado maquiavélicamente por la nación opresora. En el primer caso deberá ser ejecutado, ejemplarmente, sin considerar la gracia del exilio. En el segundo caso deberá ser reeducado y redimido de sus pecaminosos actos. Ahora bien, ¿qué ocurre si, por ejemplo, el guerrillero liberador, experto en el coche bomba y el tiro en la nuca, se apellida Pérez o López, o sus padres son de fuera? Es vasco, sin duda. En virtud de la sincera vocación o por la gracia del Espíritu del Pueblo que milagrosamente ha procurado la conversión. Conclusión: es vasco, es decir; un buen vasco, todo aquel que se declara nacionalista vasco. Más allá de esto sólo hay maketos, traidores o ignorantes. Tertium non datur.
Delirio o ideología, idea obsesiva o axioma, tanto monta. Para Hannah Arendt, que la ideología se constituya a partir de una idea indemostrada tenida por infalible que acaba por invadir todos los estratos de la realidad es algo propio de los regímenes totalitarios: «La presunción de una conspiración mundial judía fue trasformada por la propaganda totalitaria, pasando de ser una cuestión objetiva y discutible a elemento principal de la realidad nazi; lo cierto es que los nazis actuaban como si el mundo estuviera dominado por los judíos y precisara de una contraconspiración para defenderse a sí mismo. Para ellos el racismo ya no era una discutible teoría de dudoso valor científico, sino que estaba siendo realizado cada día en el funcionamiento jerárquico de una organización política en cuyo marco hubiera resultado muy "irrealista" ponerlo en duda (…) En la Alemania nazi poner en tela de juicio la validez del racismo y el antisemitismo (…), era como poner en tela de juicio la existencia del mundo»
Héroes libertadores, caudillos, eusko gudariak… Nada nuevo, pues. Verdugos que se sienten víctimas. Perseguidores que se creen perseguidos. Psicosis paranoica y delirio irrefutable por la argumentación lógica.

Nota: la cita de Hannah Arendt es de su obra "Los orígenes del totalitarismos". Obra del todo imprescincible para entender el horror político en (a partir de) el siglo XX.

Jesús Palomar Vozmediano

4 comentarios:

El Filósofo Impaciente dijo...

Estimado filósofo que "pierde el tiempo" pensando y pensando subido al palomar desde el que se puede caer en cualquier momento: su tesis de que la llamada cuestión vasca es más de manicomio que otra cosa se puede ilustrar perfectamente en la entrevista que Erwin Koch hizo a un asesino de ETA. Está en este enlace que es un foro, dando un poco hacia abajo enseguida se localiza:
http://www.plazabohemia.com/foro/pasado/2001/20010814.html
Saludos.

El Filósofo Impaciente dijo...

Veo que no ha salido el enlace completo. Ahí va de nuevo:

http://www.plazabohemia.com/foro
/pasado/2001/20010814.html

El Filósofo Impaciente dijo...

Ese enlace ya no existe. Ahora pinchar aquí:

http://www.elpais.com/articulo/espana/Confesiones/asesino/elpepipor/20010814elpepinac_8/Tes/

El Filósofo Impaciente dijo...

De nuevo no sale. A ver ahora:

http://www.elpais.com/
articulo/espana/Confesiones/asesino/
elpepipor/20010814elpepinac_8/Tes/