martes, septiembre 20, 2011

PROFESORES EN HUELGA

La situación pinta mal. Muy mal. Aguirre, con sus declaraciones, nos deja al pie de los caballos. ¿La verdad? Nadie quiere dar más clases porque las clases ya no son clases; y hace tiempo que los profesores no ejercemos de tales, sino de asistentes sociales. Y usted, señora Aguirre, debería saberlo. Pedir más horas lectivas sin mencionar tal circunstancia, alegando simplemente que somos unos vagos que no queremos trabajar más, no puede ser otra cosa que una declaración hiriente y alevosa. Dignificar la Educación pasa por respetar a los profesores que hemos padecido el desastre de la logse como se padecen las insidiosas almorranas. No obstante, algunos profesores podríamos soportar una pulla más. Oficiales que fueron degradados hace años a soldados rasos, podrían incluso limpiar letrinas sin rechistar. Pero las formas son también importantes. Y los soldados rasos (antaño profesores orgullosos de su oficio) tenemos también nuestro corazoncito. Recuerdo una frase de una película. Después de soportar groserías y malos modos, la chica le decía al chico: “ya sé que me quieres follar, tío; pero al menos se amable.” ¿Es mucho pedir? Pues eso.


De modo que me debato en un dilema (tragicómico dilema, diría yo): no hacer huelga y parecer tonto; o hacerla y confirmar que lo soy. Ir de la mano de los sindicatos que me fastidiaron tanto en mi época de interino y que son copartícipes del desastre educativo me revuelve las tripas. Sobre todo si el lema es "Por la calidad de la enseñanza y por la defensa de los interinos"¿Cinismo o hipocresía? Pongan ustedes la etiqueta. Pero aplaudir a una Presidenta que me acaba de escupir en la cara tampoco es muy apetecible.

Considerando la opinión de muchos medios de comunicación (muy acorde con la opinión pública general, qué le vamos hacer) constato que ya ha llegado el momento. Inevitable momento. Al juzgar a la Educación en general, y a los profesores en particular, la gente ya no hace distingos. Nos juzgan a todos junto a la manada mostrenca responsable del desastre. A ver cómo le explicamos a la opinión pública que el mal viene de la época de Recaredo y se llama logse/loe; y que fue Rubalcaba y sus secuaces psicopedagogos los que lo inventaron y alimentaron. ¿Complicado, verdad? Mucho más fácil decir que Aguirre quiere destrozar la Enseñanza (y obviar que la Enseñanza lleva lustros destrozada) A ver cómo le explicamos a la opinión pública que nos ponemos estupendos y reivindicativos cuando nos dan una bofetada, si llevan veinte años violándonos y lo hemos consentido dando palmas con las orejas. ¿Hubo alguna vez una protesta contra la logse? A ver cómo le explicamos a la gente que los profesores, sobre todo los que fuimos y somos acérrimos enemigos de la logse, no tenemos nada que ver con la voladura de las enseñanzas medias en España. ¿Nos creerán? ¿Nos escucharán siquiera? Tiempos difíciles incluso para mantener la dignidad. ¿A la huelga? Tanto da. Hagas lo que hagas, estás jodido.


¿Habrá alguna vez alguna protesta de los profesores, con sus manifestaciones y huelgas incluidas, a favor de la calidad de la enseñanza y, por ende, en contra de la logse? Si no es así, tendré que concluir que quizá nos merecemos lo que nos está pasando.

10 comentarios:

Ángel Luis Alfaro dijo...

Nos lo merecemos, sin duda nos lo merecemos. "Penitenciagite". Ya te dije esta mañana qué autoridades habría que buscar para encontrar quién se puso a empedrar los caminos del infierno. No haremos mejores citas que las de Pedro Juan Berenguer y Morales, Universal explicación de los misterios de nuestra Santa fe, 1629.

"Y aunque el camino del infierno parece llano (Mat. 7. spaciosa est via quae ducit at perditionem). Ancho y trillado, y no solo eso, sino empedrado, hecho una calzada (Eccles. 21. Complantata lapidibus via impiorum. Otros. Complanata. Enlosado de hermosas piedras). Por lo cual dice Laercio, es fácil el camino del infierno, que a ojos cerrados se puede ir allá. Facilis est ad infernus descensus, clausis enim oculis illicitur. Virgilio. Facilis descensus averni. Con todo, llegado el desengaño, cuando no les aprovecha, dicen ser dificultosos. ¿Qué camino puede ser el que anda un enamorado, un bandolero?"

http://books.google.es/books?id=m8p0msrpihAC&pg=PA122&dq=empedrado+camino+infierno&hl=es&ei=cB2PTqmZHYax8QPl2PQN&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=6&ved=0CEUQ6AEwBQ#v=onepage&q=empedrado%20camino%20infierno&f=false

Véase una recopilación paremiológica de otras expresiones similares:

http://books.google.es/books?id=wbW8SVl0_v0C&pg=PA306&dq=empedrado+camino+infierno&hl=es&ei=cB2PTqmZHYax8QPl2PQN&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CDsQ6AEwAw#v=onepage&q=empedrado%20camino%20infierno&f=false

De nada, a mandar.

Ángel Luis Alfaro dijo...

Es la segunda vez que te cito a Vargas Llosa (estos liberales...) En este caso es en relación con el asunto de la justificación de la guerra en la "causa justa" o en la "esperanza de victoria", así como en el cálculo de las repercusiones, y en otro asunto que creo que también nos salió, el del "delito provocado", o mejor dicho, de una derivación de éste, que paso a enunciar: ¿soy responsable del delito que no cometo, pero que sé que va a cometer el delincuente como consecuencia de mi acción? En caso de ser responsable ¿ese daño queda "justificado" con el bien que se conseguirá al castigar al delincuente por el delito que le he "provocado" a cometer, y que quizá no hubiera cometido si no es por mi acción?. El texto es el siguiente:

La muerte de Heydrich desencadenó represalias indescriptibles, como el exterminio de toda la población de Lídice, y torturas y matanzas de centenares de familias eslovacas y checas. Pero, también, mostró al mundo lo que, todavía en 1942, muchos se negaban a admitir: la verdadera naturaleza sanguinaria y la inhumanidad esencial del nazismo. En Checoslovaquia misma, pese al horror que se vivió en las semanas y meses siguientes a la Operación Antropoide, la muerte de Heydrich mantuvo viva la convicción de que, pese a todo su poderío, el Tercer Reich no era invencible.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/carnicero/Praga/elpepuopi/20111009elpepiopi_11/Tes

Jesús Palomar dijo...

Acabo de leer el comentario de Vargas Llosa sobre el libro 'HHhH'. Y me apetece mucho leerlo.

Los temas que propones son muy complejos, y antes de meternos de lleno en ellos deberíamos aclarar el planteamiento de los mismos.

Apelas a un hecho histórico por un lado y haces preguntas genéricas por otro. Quizá sugieres alguna relación entre ambas partes (hecho histórico y preguntas). Contestar sin resaltar esta circunstancia puede ser muy confuso.

En esta primera aproximación al problema consideraré, metódicamente, que ambas cuestiones no tienen relación. Solo en un momento posterior, si se tercia especificar y concretar en qué sentido quieres relacionar ambas partes, podemos entrar en una segunda fase del debate (si finalmente lo desarrollamos).

¿soy responsable del delito que no cometo, pero que sé que va a cometer el delincuente como consecuencia de mi acción?

Puesto que hablas de delito (es decir, de legalidad) no soy evidentemente responsable. Esto es, la ley no me puede juzgar por un delito que no he cometido. Por otro lado, en puridad yo no sé que aquel presunto delincuente cometerá el delito (saberlo implica una máxima difícil de asumir, que el ser humano no es en absoluto libre, y que la respuesta del sujeto es mecánica)

No obstante, quizá no querías decir delito, sino mal (acción moralmente incorrecta). Y al apelar a la responsabilidad, quieres decir responsabilidad moral. Si es así, el razonamiento puede variar esencialmente.

La pregunta que propones podría exponerse de la siguiente manera: Yo realizo una acción que en sí misma no puede considerarse mala. Por ejemplo, le digo la verdad a alguien (no mentir no parece que sea a priori una acción malvada, ¿no?). Resulta que yo he decidido decir la verdad a Juan porque creo y espero que Juan hará en consecuencia una determinada acción que finalmente, en un calculo racional que creo correcto lógicamente, desembocará en que Pedro realice una acción verdaderamente malvada que provocará, además, fatales consecuencias (injusticias varias y sufrimientos inmerecidos en multitud de personas, por ejemplo). En este caso desde un punto de vista utilitarista parece que sí serías claramente responsable. Desde un punto de vista kantiano lo más claro que podríamos decir es que es una acción conforme al deber moral (ser sincero), pero debido a que el motivo no es el respeto al mero deber sino una segunda intención, la acción es incorrecta moralmente. Y eres responsable de tu mala voluntad.

En caso de ser responsable ¿ese daño queda "justificado" con el bien que se conseguirá al castigar al delincuente por el delito que le he "provocado" a cometer, y que quizá no hubiera cometido si no es por mi acción?

Bueno, el juicio depende de si ese “bien que se conseguirá” estaba ya calculado en tu acción primera o no. Y si es mayor que los males anteriores. Si no estaba, tu acción es utilitariamente correcta, aunque tu calculo racional no lo sea. Para Kant tu acción sigue siendo inmoral y sigues siendo responsable de tu mala voluntad.

Si el "bien que se conseguirá” estaba ya calculado en tu acción primera, y es mayor que los males que la precedieron, es una acción correcta desde el utilitarismo. Pero sigue siendo inmoral para Kant.

La cuestión de la responsabilidad moral se libra en nuestra conciencia. Y no es una cuestión matemática. Desde el psicópata desalmado hasta Edipo hay una infinidad de grados de responsabilidad que un ser humano puede sentir.

Saludos, Ángel. Y gracias por participar.

Ángel Luis Alfaro dijo...

Claro que sugiero una relación entre los principios éticos (o jurídicos) y el hecho histórico concreto (sea la huelga de 2011 o el atentado de 1942). Es una de mis tendencias naturales, derivar al casuismo jesuítico, pues entiendo que es en los casos límite (como en las demostraciones matemáticas) donde se encuentra la clave. Mi opinión es que los resistentes checos que mataron al carnicero de Praga fueron responsables de las matanzas posteriores (fuera o no lícito matarlo). Entiendo que su cálculo era: "cuanto peor, mejor", o como hacían los maoístas y tercermundistas "acentuar las contradicciones del capitalismo", e "intensificar la espiral acción-reacción". O como dicen que dijo Franco: "las hordas marxistas han dejado a España al borde del abismo y es obligación del glorioso ejército español dar un paso al frente". Llegaremos al paraíso, pero en medio hay que transitar por un camino muy doloroso. Sufrirán muchos inocentes (a los que no tenemos que pedir permiso, pero ya nos lo agradecerán). Un obispo, al entrar en una ciudad albigense tras un asedio, mandó matar a todos sus habitantes. "Pero, monseñor, muchos son católicos" -"No importa, Dios distinguirá los buenos de los malos".

Jesús Palomar dijo...

En esta entrada has concretado bastante el problema. Algo muy de agradecer. No obstante, esto no quiere decir que haya una fácil solución. En mi respuesta habrá una parte de análisis y otra de opinión o doxa, si bien razonada, pero no infalible.
Vamos allá.

La tesis genérica que expones es que “el fin justifica los medios” (siempre que el fin sea bueno, claro) y luego añades un caso histórico concreto: que los resistentes checos son responsables de las matanzas represivas que al parecer provocaron su acción.

En relación a la tesis genérica yo diría que “a veces” el fin justifica los medios. Y ese “a veces” es muy importante, pues en él reside el debate moral de cada situación concreta y la capacidad de juicio de cada persona. No soy un kantiano puro y tampoco un utilitarista puro. Ambas opciones desembocan en una ética mecánica que anula las dudas, la reflexión y el juicio moral, con todo lo que nuestras decisiones tienen de trágico. Ojalá fuese todo tan sencillo como aplicar una formula para resolver un problema moral. Cuanta ansiedad nos ahorraríamos.

Empezaré pues por delimitar cuándo no acepto que el fin justifica los medios. No lo acepto en los planteamientos utopistas que quieren alcanzar un mundo perfecto y asumen los grandes males y sacrificios que son necesarios hacer. Los planteamientos utopistas de la gran política. Aquellos planteamientos megalómanos basados en una concepción teleológica de la Historia. Yo diría que esta concepción de la Historia (agustiniana o hegeliana, tanto da) es el verdadero mal. A la sazón, encuentro ejemplos históricos como la Inquisición, el nazismo o el bolchevismo.

Tampoco lo acepto en relación con la política en los países democráticos. La ley política ha de cumplirse per se. Sin especular sobre las posibles beneficios o perjuicios que podría o no provocar su cumplimiento. Y los más ejemplares en este asunto han de ser los propios políticos. Los jueces ya atemperarán los posibles atenuantes o quizá eximentes. Pero siempre conforme a derecho. Aceptar otra cosa es coquetear con el fascismo.

Podría admitirlo en algún caso en las relaciones internacionales y quizá en más casos si se trata de una guerra explicita entre naciones. En el ámbito internacional no hay una verdadera ley legítima ni con poder coactivo. Las bombas aliadas sobre la Alemania nazi podrían matar a inocentes, e incluso a judíos presos que los aliados pretendían liberar. El fin concreto de ganar la guerra, quizá merecía el riesgo.

En relación con el caso concreto de los resistentes checos yo “desde fuera” los considero responsables de matar al dirigente nazi, pero no de la represión que parece que provocó. Y “desde fuera” simpatizo con su acción. Yo no sé si “desde dentro” ellos mismos se juzgan de igual modo. También este “desde fuera” y “desde dentro” son importantes. También Kant, tan puro él, juzgaba “desde dentro” que la muerte de un inocente es inamisible, pero al juzgar “desde fuera” la revolución francesa, con las inevitables muertes de inocentes que ella provocaba, simpatizaba con ella, e incluso la aprobaba.

En fin, espero no haber liado mucho el tema. Pero tendremos la ocasión de profundizar más si continuamos el debate.

Saludos.

Ángel Luis Alfaro dijo...

No sé yo si por decir "Mi opinión es que los resistentes checos que mataron al carnicero de Praga fueron responsables de las matanzas posteriores" me he convertido en un defensor del consecuencialismo, cosa que sólo sería si pido responsabilidades al que cause los daños, y doy premios al que cause los beneficios. Date cuenta que hacer tal cosa convierte al juez que aplique tal criterio en el Dios del catecismo "que premia a los buenos y castiga a los malos" (obviamente, un juez es alguien que dispone de poder, cosa que, como todo el mundo sabe, procede de Dios -si ya le hayamos matado, pues del pueblo, o la nación, que para el caso es lo mismo-).

Es imposible ser consecuencialista del todo: ningún ser humano mayor de diez años puede evitar ponerse a "juzgar las intenciones" (aquí una fuente sobre esa tesis de Piaget http://books.google.es/books?id=m1n5uLlyBjgC&pg=PA535&dq=%22juzgar+las+intenciones%22&hl=es&ei=lHOVTqajOc_GtAbul9jYBQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CD0Q6AEwAw#v=onepage&q=%22juzgar%20las%20intenciones%22&f=false ), y yo lo he hecho al atribuir la responsabilidad de los de la resistencia: la moralidad de su acto no sólo se determina por el hecho de lo que calculan que vaya a pasar (ganar la Segunda Guerra Mundial), sino sobre todo (que es lo que a mí más me causa impresión del asunto) en el punto en que parecen considerar que es mejor desenmascarar con daño de inocentes a un malvado (un malvado "esencial", dice Vargas Llosa, no necesariamente alguien del que vayamos a evitar un mal futuro con esa acción) que dejar al malvado enmascarado, sin daño de inocentes. Ese es el punto extremo casuista que me ocupa. Otro similar: Córdoba, siglo IX. El emir tolera a los cristianos, y sólo se aplica el castigo si blasfeman públicamente. ¿Es mejor callarse o buscar el martirio (y con tu ejemplo suscitar otros martirios, y a la larga el triunfo de la fe verdadera)? Inglaterra, siglo XVI. Tomás Moro calló (no le valio de nada). Los místicos estaban llenos de dudas: Santa Teresa dijo alguna vez que hay que tener cuidado con las trampas del demonio, que puede aparecerse en figura de Cristo para tentarte, y creyendo seguir a éste, lo haces a aquél, pero concluye: si el consejo del demonio que sigues no es pecado (fácilmente puede no serlo, sobre todo si el demonio se cubre de esa manera para intentar engañarte) y lo sigues con buena intención, tú te salvas, y él es el burlado (has venerado "de hecho" al demonio, pero sin consecuencias morales); si en cambio, siguiendo un consejo de Dios, dudas o yerras (fácilmente puedes dudar que ese sea Dios, o dudar que tú merezcas tan alta recompensa, o lo contrario, estimarte como merecedor de la misma por tus propios méritos), entonces te condenas (muy claro en Calderón "El condenado por desconfiado"). Disquisiciones semejantes se hacen con el "lapsus" de Adán y los demás que cometemos los hombres tras él, y son esenciales para la teoría de la justificación por la fe y las polémicas entre católicos y protestantes, luteranos y calvinistas, arminianos y gomaristas. Vamos, un no vivir.

Jesús Palomar dijo...

Sospecho que nuestras posturas no son diametralmente opuestas. Incluso creo que son en gran medida similares. No obstante, en esta última entrada he de admitir que me has mareado un poco. Perdona mi afán analítico. Pero creo, como afirmaba Wittgenstein, que los problemas filosóficos (y éste que tratamos lo es) lo son en gran medida por errores o imprecisiones lingüísticas.

¿Qué queremos decir con el término responsabilidad?

Existe una responsabilidad moral-individual. El sujeto se juzga a sí mismo y la polaridad de sentimientos son aquí culpa (ya sé que no te gusta el término, pero qué le vamos a hacer) o satisfacción, en virtud de que el sujeto piense íntimamente que ha obrado mal o bien. Sentimos íntimamente que mereceríamos un castigo o un premio, aunque éste no se lleve a cabo. Si juzgo moralmente a otra persona, lo que estoy haciendo es intentar ponerme en su lugar, y ver si a mí mismo me parecería mal o bien actuar de aquel modo.

Responsabilidad moral-social. El individuo es juzgado por su grupo de pertenencia, y provoca en él sentimiento morales que van desde la vergüenza al orgullo. Aquí la cuestión fundamental es estar a la altura que exige el grupo.

Responsabilidad legal. Si hay indicios de que no has cumplido la ley positiva, la institución judicial te declarará culpable o inocente.

¿Cuándo surge la culpa en el caso de la responsabilidad moral-individual? Si eres kantiano, cuando te haces consciente de que tu acción no se ha regido por el respeto al mero deber. Y si eres utilitarista, cuando te das cuenta de que el calculo de las consecuencias de tu acción no ha sido como tú esperabas. Hiciste A para que se produjese B, pero se produjo algo totalmente opuesto a B.

Hannah Arendt tiene una reflexión, creo yo que interesante, en esta oscura cuestión sobre el juicio.

Distingue entre juicio moral y juicio político. El juicio moral es bastante similar a lo que he dejado ver en la cuestión de la responsabilidad moral-individual. Pero para esbozar qué es el juicio político, Arendt echa mano de “La Crítica del juicio” de Kant. Kant escribió la obra pensando en el juicio estético. Cuando decimos que algo es bello o feo. La diferencia fundamental con el juicio moral es que el sujeto que juzga haciendo un juicio político se sitúa como espectador, es decir, “desde fuera”. La genialidad de Arendt consiste en afirmar que el juicio político es similar al juicio estético. Esto es, es una especie de juicio de gusto. Y muy diferente del juicio moral. A la hora de juzgar grandes acontecimientos o hechos históricos, nos situamos como espectadores, e intentamos dar nuestro criterio de la misma forma que defenderíamos que tal obra de Picasso es bella o fea. Pero sin la posibilidad de cerrar la cuestión.

(continúa en la siguiente entrada)

Jesús Palomar dijo...

Si Kant hubiese participado como un miembro activo de la revolución francesa (donde probablemente habría matado a algún inocente en el tumulto) y tuviese que juzgarse moralmente a sí mismo, probablemente lo haría de forma negativa. Pero como mero espectador de la propia revolución, la juzga (políticamente) de modo positivo.

De acuerdo cuando dices:
“Es imposible ser consecuencialista del todo: ningún ser humano mayor de diez años puede evitar ponerse a "juzgar las intenciones"”
Dios nos libre de los consecencialistas puros (¿utilitiristas?) y los intencionalistas puros (¿kantianos?). El juicio moral debe huir de la aplicación mecánica. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la tragedia del juicio moral es que no podemos ir de lo general a lo particular, como si de una deducción matemática se tratase, debemos ir de lo particular a planteamientos más generales utilizando la razón y la imaginación. Es decir, debemos dar razón de por qué, en cada caso, es conveniente actuar así y no de otra manera. Y por qué en este o aquel caso es conveniente ser más consecuencialista y sin embargo en el otro sería más conveniente ser más intencionalista. Más difícil me parece el caso en el que un mismo sujeto juzgue un mismo caso desde el consecuencialismo y el intencionalismo. A la misma vez, en el mismo sentido y con la misma importancia a ambos planteamientos. ¿Es posible? La balanza se inclina siempre de un lado o de otro,¿no?

Cuando dices:
"Mi opinión es que los resistentes checos que mataron al carnicero de Praga fueron responsables de las matanzas posteriores", tu juicio moral es más consecuencialista, independientemente de que te conviertas en el juez legal que administra premios o castigos. Hablamos de juicio moral y no de juicio legal. Si los consideras moralmente responsables de las matanzas entonces les consideras merecedores de premio o castigo (aunque estos no se lleven a cabo). A saber. Si no es así, ¿qué quieres decir que los consideras moralmente responsables? No sé, ¿quizá quieres decir que son causa eficiente, sin más? ¿Como la piedra es causa del chichón en la cabeza? Por otro lado, el hecho de que en este juicio concreto pese más tu planteamiento consecuencialista no te hace “ser consecuencialista”. Sólo te fuerza a que, en los casos en que seas más intencionalista, puedas explicar esta aparente contradicción.

Si alguien considera a los resistentes checos responsables de la muerte del dirigente nazi, pero no de la represión que esto parece que provocó. Entonces es más intencionalista (más kantiano, podríamos decir, pues no considera las consecuencias). Pero igualmente esto no le hace “ser intecionalista” . Su juicio moral le obliga a darse razón cuando, al juzgar otro caso, se descubra como más consecuencialista.

En fin, disculpa por la parrafada. Saludos.

Javier dijo...

Hola Jesús...cuanto tiempo.
He leído tus reflexiones sobre la huelga y me han recordado las que yo tuve al principio del conflicto. Es verdad que dos horas más en la deteriorada enseñanza que padecemos no es cosa despreciable y que el tono de las instrucciones estaba entre lo militar y lo chulesco, pero...bastó empezar a recibir los gritos de guerra de los sindicatos (los mismos que estoicamente soportaron la bajada de sueldo y el retraso de la edad de jubilación hacía poco tiempo) para entender que esta guerra no era mi guerra, sino la de Rubalcaba y su campaña electoral.
En el mes que llevamos de conflicto no he dejado de reafirmarme en esa opinión, y me irrita cada vez más la hipocresía de los que dicen defender la calidad de la enseñanza, habiendo sido máximos responsables de su destrucción. Porque no puedo dejar de coincidir contigo en que la LOGSE-LOE ha sido instrumento principal en la demolición de la enseñanza en general y de la enseñanza pública muy en particular ( más prestigiada que la privada antes de la desdichada ley). Y por supuesto que ante el seguimiento entusiasta a los resposables de la ley (El conglomerado FETE-UGT-PSOE-CCOO-IU)por parte de nuestros compañeros de profesión, no puedo dejar de pensar que por supuesto tenemos lo que nos merecemos. Aunque unos más que otros.
Un abrazo
Javier

El Filósofo Impaciente dijo...

Sobre esto:
¿soy responsable del delito que no cometo, pero que sé que va a cometer el delincuente como consecuencia de mi acción?

En primer lugar, no puedo saber con absoluta certeza qué es lo que va a hacer el delincuente. Como mucho lo puedo creer. Por tanto mi acción estaría condicionada por una creencia y no por una certeza, cosa a tener en cuenta.
En segundo lugar: ¿Fue responsable el gobierno de Aznar, tras liberar a Ortega Lara, del secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco, como represalia o venganza etarra que era más o menos esperable? ¿Debió entonces no liberarlo, si creía que eso iba a provocar un acto horrible como así fue?
Saludos.