¿Cuál es
el origen de la monarquía parlamentaria? Hagamos un poco de Historia. La
revolución Gloriosa entroniza a Guillermo de la Casa de Orange. Tras su
muerte, en 1702, se corona a Ana Estuardo, que era su cuñada. En 1707 la reina
Ana amplía su reinado a Escocia e Irlanda. De modo que Ana es la primera reina de Reino Unido. Su reinado fue convulso, marcado por
la guerra de sucesión al trono de España (en el ámbito anglosajón esta guerra
es conocida como la guerra de Ana). Tras su muerte en el año 1714 se corona a
un rey que procede de la Casa de Hannover, el elector de Hannover, el alemán Jorge
I (1660-1727). Fue en su reinado cuando nació la monarquía parlamentaria.
El último
rey verdaderamente absoluto fue Enrique VIII. Desde entonces hasta el reinado
de Jorge I el poder del monarca había ido progresivamente limitándose.
Recordemos algunos hechos significativos. Con el reconocimiento del
Habeas Corpus de 1679 se garantizaba que nadie podría ser detenido e inculpado
sin ser puesto a disposición de un juez a las 74 horas de su detención, quien
debería notificarle la causa de la misma y poner a su disposición un abogado.
Se ponía freno así a la arbitrariedad del poder y se institucionalizaba una
justicia independiente que garantizaba la libertad de los ciudadanos. Pero el
hecho más importante ocurrió en el año 1689 con la llamada Revolución
Gloriosa. El Parlamento inglés obligó a
Guillermo de Orange a jurar la Declaración de Derechos (The Bill of Rights).
Se constituía así una monarquía mixta donde el rey tenía el mayor poder
ejecutivo, los Comunes el poder legislativo y los Lores sobre todo el poder
judicial. El rey tenía que someter algunas de sus decisiones al Parlamento,
pero podía nombra gobierno y tenía derecho de vetar leyes de los comunes. Así
gobernó la reina Ana Estuardo y Jorge I. De modo que Jorge I todavía tenía el
poder de nombrar al primer ministro. Sin embargo, factores ajenos a la voluntad
político hicieron que este último privilegio desapareciese y que la monarquía
del Reino Unido se convirtiera en lo que hoy denominamos monarquía
parlamentaria. Como decía Maquiavelo, la fortuna, es decir, el azar, es el
principal motor de la historia política. Y lo fue desde luego en esta ocasión.
¿Cómo
sucedió? La situación política británica con en el nuevo rey Jorge I era muy
precaria. Después de la guerra de Ana, los dos partidos del parlamento,
los Wihgs y los Torys, estaban divididos, sus diferente facciones
hacían muy difícil que cualquiera de ellos actuase en bloque con una mayoría
clara. Además había cierta hostilidad de los torys hacia su reinado;
pues aunque eran conservadores y defensores tradicionales de la monarquía,
muchos de ellos eran jacobinitas (partidarios del rey Jacobo), más afines a un
rey de la Casa de los Estuardo. Si a esto le sumamos que el rey Jorge I era
alemán y no sabía inglés, se entiende que el nuevo rey se sintiera muy
vulnerable ante el nuevo Parlamento. Entonces el diputado wihgs, Robert
Walpole (1676-1745), un político especialmente hábil y astuto, se dedicó a
conseguir una mayoría parlamentaria comprando voluntades, ofreciendo cosas que
no tenía a todos los que lo apoyaran. Y gracias a su habilidad, se ganó también
la confianza del rey. El rey nombró finalmente a Walpole Primer Ministro,
porque era el único que tenía una mayoría, porque le apoyaba claramente y
porque le parecía que de este modo controlaba también el poder legislativo. Y
así fue. La Corona, en realidad Walpole y sus seguidores, controlaba a los comunes
sin necesidad de comprar ella misma a los diputados o de falsear las elecciones
(práctica ilegal pero tolerada a menudo). Controlar la Cámara de los Lores era
más sencillo: bastaba con que el rey hiciese uso de su prerrogativa de nombrar
a sus miembros. Obviamente la triquiñuela de Jorge I y Walpole iba en contra
del espíritu de la Revolución Gloriosa que pretendía una separación entre
ejecutivo y el Parlamento. Circunstancia que el líder de los Torys,
Henry St John, primer vizconde de Bolingbroke, nunca dejó de denunciar. Tal
enfrentamiento era la razón por la que el partido de los Wihgs fuese
llamado el partido de la Corte y el de los Torys, el partido del país.
¿Qué
sucede después? Cuando acaba el primer mandato de Walpole, el rey podía haber nombrado a otro Primer Ministro,
porque todavía esta facultad le correspondían a él, no al parlamento. Sin embargo,
repitió el nombramiento de Walpole que seguía teniendo una mayoría que le
apoyaba; aunque, obviamente, corrompida. El amor de los ingleses por el pasado,
la tradición y el antecedente histórico hizo que el hecho se convirtiera en
norma. Aunque también hay que tener en cuenta que el Parlamento, desde el
decapitado Carlos I, se había preocupado especialmente en restar poder al rey
(recordemos el Habeas Corpus y la Declaración de Derechos). Y tras estos
acontecimientos es de suponer que encontró la ocasión de limitar su poder hasta
convertirlo en casi simbólico. Desde
entonces el rey nombraría al Primer Ministro que estuviese respaldado por una mayoría
en el Parlamento. Cambiaron algunas otras cosas. Ahora el primer ministro solo
era responsable ante el Parlamento, y no ante el rey. A diferencia de antes que
el Primer ministro lo era ante el rey y no tanto ante el parlamento. Se crea
entonces lo que se llama en derecho político parlamentario "parlamentarismo
de gabinete", donde ya no es el rey quien gobierna. Fue así como la
corrupción de Walpole, aceptada por toda la clase política, transformó la naturaleza
de la monarquía británica.
Este
sistema corrupto de ir comprando votos pasó a la historia con el nombre de Old
Corruption de Robert Walpole. En la política española se suele traducir
como clientelismo o caciquismo. Fue copiado en EE.UU con el nombre de Spoil
System. La expresión deriva de la frase "to the victor go the
spoils" ("al vencedor va el botín"). El Spoil System
se le suele atribuir a Jackson, el séptimo presidente de EEUU. Obviamente la
legislación británica y la de EE.UU intentaron evitar, con una nueva
legislación que priorizara el merito sobre el amiguismo, que esta corrupción se
produjese en el futuro.
Fuentes principales:
Texto de Don Antonio García Trevijano.
Artículo de Don Joaquín Varela Suanzes: "El debate constitucional británico en la primer mitad del siglo XVIII"
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