Concretemos.
Se trataría de una campaña publicitaria que fomentase genéricamente la lectura
(algo que ya se ha hecho) y más particularmente la filosofía. La innovación del
proyecto, y también lo irónico del mismo, sería que el publicista tendría que
hacerlo a partir de los anuncios publicitarios existentes. Esto es, intentar
que anuncios reales, hábilmente manipulados, anuncien otra cosa, a saber: la
lectura y la filosofía. La cuestión
final es saber si el medio es eficaz para alcanzar el fin, que en cierto
modo incluye desconfiar del medio, o si como decía McLuhan, el medio se convierte
en el mensaje. Confiemos en que McLuhan se haya equivocado. Al menos en este
caso.
Filosofía y publicidad por f1328945291
Empezamos el juego:
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