En ocasiones comento a mis
alumnos que hay que distinguir entre conocimiento y sabiduría. La sabiduría
necesita de conocimiento, pero el conocimiento mismo no garantiza la sabiduría.
Somos sabios cuando no solo conocemos lo que se debe hacer sino que, además, lo
hacemos del modo adecuado y en el momento oportuno. Para ello hace falta
capacidad de juicio y tiempo para ejercitarla.
Sabiduría viene de sapere
que en latín indica saborear. Ciertamente la sabiduría es la masticación,
paladeo y digestión del conocimiento. El conocimiento vivenciado, integrado en
nuestro ser. Algo, evidentemente, muy difícil. Todas las escuelas de filosofía
práctica de la antigua Grecia y las llamadas filosofías orientales la buscan. Y
todas ellas coinciden en que hace falta una virtud previa para alcanzarla: la
prudencia o phronesis. Sin conocimiento, no hay sabiduría. Pero con
conocimiento, sin capacidad de juicio y sin prudencia, tampoco.
Cuando era niño veía la serie Kung
fu. Y me entusiasmaba. De mayor he vuelto a ver algunos capítulos, y mi opinión
sobre ellos sigue siendo muy positiva. El reflexivo héroe era un verdadero
sabio. Se me ocurrió hacer un montaje sintético del primer episodio donde
nuestro héroe supera su etapa de aprendizaje. Mi idea era ponérselo a los chavales
en clase de Ética o Ciudadanía (si me entusiasmaba a mí cuando era niño, ¿por
qué no también a ellos?). Después de todo la serie incide en la phronesis.
Y la necesidad de phronesis es el mensaje recurrente de Aristóteles,
epicúreos y estoicos tanto o más que de los monjes del templo Shaolín.
Bueno, lo intenté. Pero no tuve
mucho éxito. Si os fijáis en la peli, su ritmo es lento y las secuencias largas
(muy acertadamente en mi opinión). Ahora el lenguaje televisivo y
cinematográfico suele ser más trepidante, digamos que con un poco más de fuegos
artificiales que enganchen a los sentidos.
Me gusta especialmente una frase de “Ética a Nicómaco” de
Aristóteles que viene muy bien para expresar esa phronesis del sabio:
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la
persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito
justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.” Si
sustituimos sucesivamente “enfadarse” por todas las demás acciones reactivas
fruto de las pasiones, tenemos un excelente programa para alcanzar la
sabiduría. ¿No os parece que el sabio maestro Po podría haberle dado este mismo
mensaje a nuestro héroe Kwai Chang Caine ?
Entresaco algunas frases sabias
que los maestros shaolis comunican a sus discípulos en la película: “Vislumbra
el sentido de la naturaleza y ningún hombre podrá hacerte daño. No te enfrentes
de cabeza contra una ola, evítala. No tienes que contrarrestar la fuerza, haz
que cambie de dirección. Aprende más formas de conservación que de destrucción.
Evitar es preferible a contener. Contener preferible a herir. Herir preferible
a lisiar. Y lisiar, preferible a matar. Porque toda vida es preciosa y ninguna
puede ser sustituida”.
Supongo que a muchos “pequeños saltamontes” de mi
generación les gustará recordar la serie. No obstante, espero que os guste a
todos. Un saludo.
Si te interesa la filosofía oriental quizá te interese Leyendas de Oriente.
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