Reino Unido tiene un sistema electoral de mayorías y España tiene uno proporcional. ¿Qué sistema es más eficaz para evitar o disminuir el número de representantes políticos incapaces, insolventes o simplemente estúpidos? ¿Cuántos electores de Podemos habrían votado a esta señora si la hubieran conocido y no solo hubiese sido un nombre dentro de una lista con una firma ideológica?
A menudo
pensamos que el sistema electoral es baladí, que lo importante es designar a
los diputados por medio de un voto y lo de menos es el modo. ¿Es cierto? Me he molestado en recopilar información del modelo Británico. Y éste es el resultado. Juzguen ustedes
mismos.
En Reino
Unido cada candidato debe presentar su formulario de nominación firmado por
diez votantes registrados de su distrito electoral, y debe pagar un depósito de
£500, monto que le es reintegrado en caso de que el candidato obtenga por lo
menos el 5% de los votos emitidos. El propósito del depósito es desalentar a
candidatos frívolos.
Cada distrito electoral elige a un miembro usando el sistema electoral de escrutinio uninominal mayoritario, bajo el cual el candidato con más votos gana (en Reino Unido es a una vuelta, pero en Francia es a dos vueltas)
Cada circunscripción tiene entre 60.000 y 90.000 electores. Durante la campaña los candidatos visitan a sus electores, a menudo puerta a puerta para contarles su programa. No pueden presentar su candidatura los menores de edad, los lores, los presos, ni los discapacitados psíquicos.
El candidato puede pertenecer a un partido político grande, pequeño o ser independiente. Si pertenece a un partido, son las bases (la militancia del partido) de ese distrito electoral la que elige al candidato. La dirección nacional debe aprobar esta elección. Ojo, debe aprobar o no. Suele aprobarlo, pues si no lo hiciese debería ser por una causa muy justificada. Cierto que el partido puede proponer un candidato, pero en cualquier caso debe ser admitido por las bases.
Los grandes partidos políticos británicos, aunque con ciertas diferencias, cuentan con una estructura orgánica similar. Conservadores, laboristas y liberales concentran en una dirección nacional las decisiones políticas fundamentales, lo que da entidad política al partido: sus propuestas de política exterior o cuestiones importantes de política interior, es decir, las grandes líneas ideológicas y las propuestas concretas para la nación (algunas de estas cuestiones se traducirán en legislación o en acción ejecutiva del futuro gobierno)
Los partidos políticos carecen de un ordenamiento específico que regule sus actividades. La legislación electoral en el Reino Unido se refiere a los candidatos y electores, pero no a los partidos. Esta falta de reglamentación se ilustra con el hecho de que no fue sino hasta 1969 que se incluyó la filiación partidista de los candidatos en las boletas electorales.
Salvo una pequeña compensación para las actividades parlamentarias, la financiación de los partidos es fundamentalmente privada. Las aportaciones sustantivas son producto de cuotas o donaciones de sus militantes, tanto individuales como corporativas a través de sus organizaciones afines. Por eso, en puridad, los partidos son asociaciones civiles, mientras que los partidos políticos españoles son asociaciones estatales (una vez que adquieren algo de poder, son subvencionados por el estado)
El día de las elecciones el candidato que tiene más votos se convierte en Miembro del Parlamento, o “Member of Parlament” (MP). La tradición es que la Reina hable con los principales MPs y le encargue al que tiene un mayor respaldo (normalmente el líder del partido más votado) que forme gobierno. Él será el Primer Ministro. Éste no es el cabeza de lista (no hay listas), sino un MP que ha tenido que ganar en su circunscripción.
Se podrá decir que de hecho los electores no votan a su MP, sino que votan al partido que quieren que gane. Quizás es cierto, pero cada MP tiene una oficina en su circunscripción, y parte de su trabajo, por el que cobra su sueldo, es estar en su oficina en la que todos sus electores tienen derecho a visitarle y pedirle cuentas. Los votantes votarán por intereses nacionales o por cuestiones de su distrito. Y, en algunos casos, por ambas cosas. A saber. Pero en cualquier caso votan a una persona (incluso cuando su motivo sea puramente ideológico o partidista).Y esta persona, no el partido, será la responsable de sus decisiones políticas.
En el Parlamento los miembros del gobierno se sientan en el primer banco. Tras ellos se sientan los MPs más afines: los que forman parte de la estructura del partido. A los MPs que están menos ligados a la disciplina del partido se les llama “backbenchers”, porque se sientan en el “back bench”, o banco de detrás.
Los backbenchers no desempeñan ningún cargo en el Gobierno (si son del partido gobernante;) o en el "gobierno en la sombra" (si son del partido en la oposición). Por ello no son tan dependientes de las consignas del partido como los frontbenchers. Los backbenchers rinden cuentas a su circunscripción electoral y a sus convicciones, y no tanto a los dirigentes de su partido. Los backbenchers pueden rebelarse contra su propia formación, como ocurrió con los laboristas en las votaciones sobre Irak, sobre la subida de tasas universitarias y sobre la insitución de hospitales-fundación. Es lo que le pasó a Margaret Thatcher cuando los “backbenchers” conservadores empezaron a sentir que el apoyo en su circunscripción desaparecía. A la dama de hierro no la derrotaron las elecciones, sino sus propios “backbenchers”. A Tony Blair le ocurrió algo parecido.
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